Casa Viviana


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Durante cuatro generaciones, el rico olor a miel y leña quemada ha llenado la tranquila calle del pueblo oaxaqueño de Teotitlán del Valle donde se encuentra Casa Viviana. Detrás del modesto edificio con fachada de ladrillos, doña Viviana Alávez es la matriarca que preside la elaboración de elaboradas velas ceremoniales de cera de abejas por las que se conoce al pueblo mexicano. A sus 74 años, doña Viviana es pionera y guardiana de esta atemporal tradición artesanal cuyos orígenes se encuentran en un antiguo rito nupcial. En los primeros días de esta pequeña comunidad zapoteca, cuya fundación en el siglo XV es anterior a la llegada de los españoles a las tierras de México, las parejas jóvenes salían en secreto. Si una familia no aprobaba una pareja para su hija, no era raro que un novio ‘se escapara’ con su novia elegida, solo para que la pareja regresara más tarde en un acto de contrición performativa, sobre la base de que es más fácil pedir perdón que pedir permiso.

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